Vestuario Modernista para la mujer

El vestuario femenino del Modernismo, refleja una búsqueda de elegancia, libertad y estética artística. Caracterizado por líneas suaves, siluetas alargadas y detalles ornamentales inspirados en la naturaleza, este estilo combina sofisticación y delicadeza. Los trajes incorporaban telas ligeras, encajes y bordados, resaltando la feminidad sin renunciar a la comodidad y movilidad, marcando un cambio frente a las rígidas formas victoriano-decimonónicas. Complementos como sombreros, guantes y abanicos completaban el look, integrando la moda con la expresión artística propia de la época.

Una de las formas más visibles de reconocer la moda de la época Modernista es la evolución de la silueta femenina. Estos cambios no solo reflejan el gusto estético de cada época, sino también transformaciones sociales y culturales.

Imagen procedente de los fondos de la Biblioteca Nacional de España
Imagen procedente de los fondos de la Biblioteca Nacional de España

1890 Silueta reloj de arena

1900 Silueta en S

1910-1914 Silueta recta

1890 el momento del reloj de arena: 

Un ideal de figura que resalta el busto, la cintura estrecha y las caderas amplias. Esta forma se consigue gracias al corset, pero también por el diseño de las prendas exteriores: 

  .- Mangas de jamón (gigot): muy abultadas en la parte superior del brazo y ajustadas desde el codo hasta la muñeca. Estas mangas alcanzan su mayor tamaño hacia 1895, creando una fuerte impresión de volumen en la parte superior del cuerpo.

.- Faldas acampanadas: con vuelo moderado y forma de A, aportan equilibrio a la figura y acentúan la parte inferior del cuerpo.

.- Cinturillas o cinturones rectos: situados justo en la cintura natural, ayudan a marcar la horizontalidad entre busto y caderas, y refuerzan visualmente la forma de reloj de arena.

En esta década, el higienismo se ha consolidado como un movimiento transformador que impacta profundamente en el estilo de vida y las prácticas de vestimenta. Esta corriente, surgida a raíz de los avances en la medicina y de una creciente preocupación por la salud pública, promueve principios básicos que fomentan el bienestar individual y colectivo. Se fomenta el contacto con la naturaleza y el aire libre, resaltando que una vida saludable está intrínsecamente ligada a buenos hábitos de higiene. 

Los trajes de baño femeninos son de algodón principalmente en colores oscuros con motivos marineros, medias negras y zapatillas amarradas con cintas. El traje de baño del caballero es de punto y puede ser de 1 ó 2 piezas.

Con la incorporación de la mujer a la vida laboral fuera de casa, nace una nueva necesidad: vestir con comodidad y funcionalidad.

Así aparece el traje sastre, inspirado directamente del traje de caballero, con cuellos altos, pajaritas y corbatas. Se compone de tres piezas, falda, chaqueta y blusa, también podían llevar chaleco. De líneas sobrias pero femeninas, fue diseñado para la clase media activa, idóneo para la mujer moderna.

Al principio, la mujer burguesa lo mira con recelo, al considerarlo poco distinguido y que además está enfocado a la clase media trabajadora. Pero pronto, y debido a su comodidad, lo adoptan como traje de viaje tipo sastre, traje para caminar e incluso más adelante es aceptado como traje de visita.

1900-1909 la silueta en S y el "coup de fouet":

En francés significa "latigazo" y hace referencia a la curvatura extrema del cuerpo vista de perfil. El corset desplaza el busto hacia delante y las caderas hacia atrás, creando una forma de "S" muy característica.

El cambio de siglo trae consigo una nueva imagen de la mujer: más refinada, más sensual, más etérea.. Donde la curva es el eje que construye el cuerpo de la mujer, es la máxima representación del modernismo como movimiento estético en moda. Aquí vemos el "coup de fouet", este término francés que significa literalmente "latigazo", define una de las formas decorativas más características del estilo Art Nouveau.

Se trata de una línea ondulante, asimétrica y enérgica, que nace de un punto y se despliega en una curva  dinámica, como un látigo en movimiento. Este motivo transmite fluidez, sensualidad y vitalidad, y se emplea tanto en: rejas y barandillas, cristaleras, tipografía y carteles, muebles, joyas y peinados, e incluso, como hemos visto en la silueta femenina de la época.

Este perfil curvado en la silueta femenina se consigue gracias a un corset especial que desplaza el busto hacia delante y las caderas hacia atrás, creando una línea serpenteante y dramática. Es el reflejo de un ideal femenino casi flotante, que camina entre la realidad y el sueño.

Hacemos una pequeña pausa.... seguimos trabajando.